Topos Uranus

¿Por qué?

Aún no logró comprender esa extraña manía de seguir haciendo preguntas de las que no queremos saber la respuesta. Es como si supiéramos que una balsa no soportará el peso y aún así subiéramos a ella para acabar en el agua lamentando el suceso. Quizá es la ilusión maldita de recibir la respuesta esperada, a pesar de estar conciente de lo improbable que resulta. Una mezcla muy bien difuminada entre masoquismo y esperanza, como un cuadro en que se pierde el horizonte entre los tonos del cielo y el campo. Y comienzan los diálogos internos y los monólogos cargados de preguntas retóricas.
A veces resultaría mejor quedarse con el placer de la ignorancia. Sin embargo, es en ese punto en donde surge la comezón que comienza a escocer la piel del alma y nos orilla a saciar el impulso que terminará, inevitablemente, en al menos un enrojecimiento que por inofensivo que parezca, no deja de ser una agresión.

posted by Karla @ 8:34 a.m.