lunes, agosto 09, 2004

Cagada de paloma

Hace muchos años que no me cagaba una paloma. Muchos. Es más, no recuerdo cuándo fue la última vez. Probablemente fue en la ciudad de Guanajuato hace más de una década, si no me falla la memoria.
Hace un rato iba caminando cerca de la playa. Me disponía a practicar un poco de deporte en el gimnasio así que retomé mis anteriores rumbos de la Barceloneta y recorrí la avenida Joan de Borbón al salir del metro, hasta el final, donde se encuentra el club. No había recorrido ni la mitad de camino cuando sentí como algo se impactaba en mi hombro derecho. Creo que por el peculiar sonido y la sutíl sensación húmeda sobre la camiseta, podía adivinar que no era nada agradable. Sabía, lo sabía y por eso logré detenerme unas fracciones de segundo antes de comprobarlo con una mirada que sólo borraba cualquier esperanza de estar equivocada. Ahí estaba. Una gran mancha entre blanca, verde y marrón que formaban una poco estilizada figura que bajaba por mi hombro en tercera dimensión.
Una servilleta donada por el pakistaní que atiende "Pitta hut" y un poco de agua de la botella de una generosa y espontánea chilena, sirvieron para quitar la parte material de lo que sólo fue el final de una serie de pensamientos agobiantes que me acompañaron en el camino desde que salí de casa.

1 Comments:

At 6:33 p.m., Blogger Karla said...

Jajaja, claaaro, me acuerdo perfecto de aquel incidente del perro. Pasó, si no me equivoco, un día que venías a Barcelona!!!
Bueno, ni hablar, pero como dices, me alegro de que los elefantes tampoco vuelen!

 

Publicar un comentario

<< Home