viernes, julio 23, 2004

Sueño bizarro

Odio notar cuando un sueño, por más intenso que haya sido, se desvanece en mis narices sin que pueda hacer nada para retenerlo. Dicen que el truco está en pasarlo por la experiencia sensorial para poder archivarlo en la memoria. Es decir, escribirlo, hablarlo y escucharlo, o de alguna manera usar los sentidos para exteriorizarlo y así, paradójicamente, poderlo interiorizar.
Alguna vez lo he intentado y creo que funciona, pero lo cierto es que esta mañana estaba tan dormida, que mi boca no me obedecía y entre lo poco que llegué a balbucear de lo que aún quedaba fresco de mi experiencia onírica, retuve algunos detalles.
Así que luego de haber contado el sueño a dos de sus "protagonistas" pretenderé inmortalizarlo definitivamente en este espacio.
Recuerdo que era el cumpleaños de Roger, quien por cierto lucía parecido al vídeo que aparece en el blog de Jorge Pedro (y que por cierto bajó del de Norvack) iba con la cara pintada y el cabello más largo que de costumbre.
En la reunión, que por cierto había organizado mi mamá (para los que no lo sepan, mi mamá vive en Querétaro, es decir, a 10 mil kilómetros de Barcelona) había amigos míos de Aguascalientes, del DF y por supuesto de Barcelona --fauna de Mambo incluida— era en un lugar al aire libre y todo transcurría dentro de lo normal.
Más tarde decidimos ir a tomar algo a un lugar que no quedaba lejos. Era como una discoteca que tenía tres plantas con ambientes diferentes. Roger tenía un bebé, creo que era su hermanito, sobrinito, hijo o simplemente se lo habían prestado (como a las Marías, sólo que este no estaba dormido siempre) y me lo encargó.
Una hora después, harta de cuidar al niño, decidí entrar en el lugar con humo y todo para buscar a Roger, a quien más tarde encontré en la tercera planta, tomando unas cervezas (que no le gustan, por cierto) en la tercera planta. Se lo entregué y decidí salir, ya que el mal humor que me había ocasionado el incidente, me dejó sin ganas de seguir de fiesta.Cruzando la calle se encontraba Jorge Pedro, sentado en unas escaleras que me recordaron a las de la iglesia de Guanajuato. Estaba con Manolo y con alguna otra persona que odio no recordar, pues estoy segura que jugaba un papel importante en el sueño. No sé si era mujer o hombre, pero estaba ahí, sentada y nos quedamos platicando un rato. Jorge Pedro me ofreció llevarme a casa a bordo de su camioneta (que era la de los papás de Chrescht e ignoro qué hacía ahí, pero bueno) y circulando por segundo anillo (osea, amen mi sueño) me acordé que se me había olvidado una cobija en el recinto de la fiesta. Jorge super amable no titubeó en regresar por ella y pasamos justo por el lugar por el que hace como una semana soñé que había un accidente de un trailer y que yo atendía a los heridos. Y lo más loco, es que dentro del sueño, me acordé del accidente del otro sueño (¿??) En fin, que entre que regresamos y todo sonó el despertador y de un saltó bajé de la hamaca para apagarlo...
¿Alguna interpretación psicoanalítica?

2 Comments:

At 3:00 a.m., Blogger Fabrizio said...

La verdad nunca sueño y si lo hago como dicen que ocurre siempre no lo recuerdo.
Gracias por visitar mi blog.

 
At 4:24 p.m., Blogger Jorge Pedro said...

Santocristo, qué sueño. Amo haber aparecido en él. Manejando. Oye, ¿cómo le haces para poner links en tu post? Nunca he podido. Saludos afectuosísimos.

 

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