miércoles, febrero 11, 2004

Camión....

Que mala ontra traía el conductor del autobús esta mañana.... sólo una parada después de haberme subido ví como bajó a un chico por no traer cambio y eso fue sólo el principio. Y me tocó ver todo por dos cosas: la primera es que me senté en el primer lugar y justo del lado derecho del camión, con lo cual tenía toda la perspectiva para notar cualquier detalle. El segundo factor, supongo, fue lo largo del trayecto. Pero en cada parada pasaba algo. Cerraba las puertas rápido y dejaba afuera a gente que venía corriendo o siemplemente no las abría, así estuviera en la parada y con el semáforo en rojo. Lo gracioso es que no se enfadaba, como hacen algunos. Con toda la tranquilidad del mundo permanecía con la mirada clavada en su diario y con el dedo hacía el ademán de negación a quienes le suplicaban a través del cristal de la puerta. Es más, la peor de todas fue en la Rambla, cuando casi atropella a un pobre individuo que por alcanzar el autobús corrió todo lo que pudo. Se ve que tenía prisa... y se tuvo que esperar.
Todo esto, además de entretenerme en el viaje al trabajo, me hizo reflexionar... ¿qué le pasaría por la cabeza al conductor?, ¿le daría placer ejercer el poder que lo separa del resto de los mortales por tener los botones de las puertas en el tablero, al alcance de sus manos?... ¿será que sólo tuvo un mal día?, ¿será así todos los días?...